El Desafío de la Madurez Articular
A medida que cruzamos el umbral de los 40 años, nuestro cuerpo comienza a experimentar cambios naturales. La producción de colágeno disminuye y el líquido sinovial, que lubrica nuestras articulaciones, puede reducirse. Sin embargo, el dolor articular no es una consecuencia inevitable del envejecimiento.
Entender la biología de tus rodillas, caderas y hombros es el primer paso para protegerlos. Con una estrategia proactiva, es posible mantener la agilidad de la juventud combinada con la sabiduría de la experiencia.